Un buen diseño que cumplía muy bien la función ya que el libro era, efectivamente, un cuaderno de artista conteniendo su "biblia" particular.
En el interior había una buena colección de fotografías de las desconcertantes piezas que componen la serie. A la vista de estas imágenes, para Simone, la "Identity Engine" resultaba ser una especie de monstruo que, tras sus atracones, caga montañas de materia fecal.
En el texto, encontró la explicación del concepto que se esconde tras esta obra. La idea de búsqueda de un equilibrio creativo entre determinismo mecánico y creación libre que permita ir más allá de la expresión, se argumentaba con interesantes y variadas referencias. Charles Babbage y su máquina de calcular, Descartes y su pasión por los autómatas, el origen de las formas en la naturaleza, la botella de Felix Klein, las "Voice figures" de Margaret Watts Hughes y muchas otras ideas y personajes fueron atrapando a Simone de manera que, al terminar de leer, miró las formas con otros ojos.
Cerró el libro preguntándose ¿el arte necesita toda esta interesante explicación para ser experimentado en toda su riqueza?
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