"Sólo era una trampa, Alicia" fotografía de Thomas Czarneki |
Sentada en la sala oscura me sentí bombardeada por una potente sucesión de imágenes en la pantalla.
Uno a uno los impactos en la retina eran transmitidos al cerebro donde, casi sin tiempo para procesarlos, iban produciendo estragos.
Todas las barreras defensivas fueron cayendo dejando al descubierto algo inquietante y angustioso.
Tras el asedio me vi, como en un sueño, corriendo desesperadamente con la frente pegada a un espejo intentando alcanzarme sin avanzar ni un milímetro.
El miedo a sufrir abandonada al deseo profundo y oscuro, es el azogue de un espejo que construye una ilusión de cercanía donde no hay más que vacío.